viernes, 25 de marzo de 2011

Ojos verdes

Agradecer a todos los pesados y pesadas que creen en la novela, y que intentan que sea algo más que una serie de personajes que compartir en una tarde de café, o una cena ligera. Parece ser que el señor Marcos Carabal tiene más ánimo que el autor (sabida es su cabezonería), y no hay dia que me ponga en el estudio a revisar cosas de Martin o de Carpintero de Ribera (si, primera noticia de la tercera en discordia), sin que vea el mogollón de ojos verdes y los cuadernos de tapa oscura. Los dibujos y todas las críticas guardadas sobre ella, y la sensación de tener que dar el final a algo que se alarga demasiado.Pero, sinceramente, no quiero...

Quienes conocéis el inicio de todas las historias y habéis leido las peripecias de Marcos y Natalia, podéisintuir q es un proyecto bastante más grande que el de Martin (si comparas 5 años que lleva en marcha ojos verdes con los 5 meses que costó la del estudiante disecado, puedes hacerte una idea), y eso trae consigo mucha documentación, releer, reescribir, retocar una y otra vez. Puedes leer una frase en la que se haya invertido media hora sumando diferentes ratos. Y bueno, digamos que no quiero lanzarla asi como asi. (hay una persona que ha visto hasta el último capítulo en plan borrador, asi que existir, existe...) Pero.... pero que si, que dentro de nada posiblemente no haya vuelta atrás y vaya a costar encontrar tiempo de inspiración.

Quien la quiera la novela entera, que la pida por privado. Lo que hay escrito no tengo ya problemas en enseñarlo. Lo que queda por escribir, hasta el día que vaya a Madrid a elegir plaza, tiene de plazo (valga la redundancia y rebuznancia) para escribirse. Ni un día más, ni menos.
Y quien se la sude, que sepa que el que avisa no es traidor, tengo mucha confianza (la cual no suelo mostrar publicamente) en esta historia.

Un saludo

martes, 1 de marzo de 2011

Noticias de Martin

Bueno deciros que hace tiempo que Martin también está registrado en la propiedad intelectual, y que tras terminar la edición limitada de ser distribuida el segundo borrador ha arrancado con más fuerza si cabe.

Es peliagudo y bastante más complicado que crear de la nada, ya que lo que persigues es dar una vuelta de tuerca a engranajes teóricamente revisados y establecidos. Pero bien, estoy imvirtiendo tiempo en ello, y disfrutando que es lo importante. Verlo desde arriba me hace percibir todo de forma mucho más global que cuando estás creando a pie de historia. En este segundo ejemplo los personajes son los que ponen trampas al autor, y muchos de ellos tienen una fuerza que puede desviar la historia de sus cauces.

Llegados a este punto tranquilizar a los lectores del primer borrador con que el día 6 está bastante cambiado. Digamos que se ha hecho más liviano (sacrificando un poco de teatralidad y abstracción), por un lenguaje más sencillo y continuista de lo que anteriormente se puede leer en el libro. Aunque no ha perdido su esencia.

Aure sigue ganando protagonismo, y se ha eliminado una escena que un par de vosotros me habéis hecho ver que era innecesaria y añadía confusión. (aquí solo puedo disculparme, ya que no es fácil muchas veces estar viviendo con ellos momentos de tanta tensión y obviar el impacto que ciertas decisiones pueden tener en el lector). Asi que está más depuradito.

Todo este rollo para deciros que en un par de días (antes del fin de semana seguro) ya está el segundo borrador. Quien lo quiera, que lo pida y lo envió por mail.

Gracias!!! Un saludo!

miércoles, 9 de febrero de 2011

Entropía Energía

Bueno, suelo dejar mensajes que mi yo del futuro lea. Por casualidad he caído en el de Entropía.

Esto pensaba hace justo 2 años:

Digamos que me pierdo entre la entropia. Un sin fín de miradas capaces de empujarme a un nuevo caos me rodean.... Distraído, intento no formar parte de su plan macabro para arrastrarme lejos de mi propio control. Y, sin quererlo, al intentar evitarlas, estoy cambiando la trayectoria de todos aquellos que buscan evitarme a mi también, generando una suma de pequeñas situaciones caóticas secundarias a mi determinación.

Así pues, parece ser que lo mejor es dejarse chocar y chocar y chocar y chocar.... con la seguridad de que posiblemente, el choque que nos aparte del caos, llegará más por el azar de más de un golpeo, que por la huída hacia adelante que consite el querer llevar el control de "tu realidad".

Dicho esto, choquemos ^^.

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Ayer mismo (vuelta a la realidad) hacía esta misma reflexión.

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Otra reflexión:

Se que es normal entre los bloggers el jugar a sacar a relucir sensaciones, pensamientos y escenas cotidianas que pueden ser adornadas por gente bastante aplicada en la escritura y/o lectura.

Yo no tengo esa facilidad para relatarME, pero si que puedo dejar notas perdidas para que quien piense que son útiles las lea. Ya aviso que ojalá todo el mundo tuviera las fuerzas y/o ganas (lo siento, pero no considero el tiempo un factor determinante ya que conozco a gente que lucha por mantener un blog perdiendo horas de sueño), de enriquecernos con sus impresiones, relatos y/o vivencias.

Considero más interesante pasarme por los blogs de la gente que conozco, por algunos flickr, fotologs y deviants arts que mirar media hora la televisión. Se que es una opinión presunciosa, ventajista y demagoga; pero es asi de cierto.

Y si estas palabras las lee alguien que dudaba en qué hacer, mi experiencia personal es que te aporta mucho más tener varias charlas invisibles con gente inquieta y de mente despierta (hojeando sus proyectos y sus impresiones), ver algún corto o videoclip de alguno de sus enlaces, o simplemente alentar a que sigan manteniendo con vida sus blogs... que lo que puedas sacar de anónimos y pintorescos descerebrados EEG plano que ocupan parte del tan valioso tiempo.

Se que es un mundo desconocido para muchos (lo cual me gustaría decir que me sorprende, pero es lógico... es bastante incómodo leerte una parrafada, o intentar empatizar con algo que sabes importante para alguien si tu no estás predispuesto), pero yo os animo a intentarlo. A preguntar o rebuscar entre páginas de vuestros amigos y agregarlas a favoritos.

A cualquiera le da más que lo que puedas perder pasando la publicidad o viendo avete tu a saber que estupideces se dicen en la caja tonta.

Es una reflexión que dejo para dentro de dos años. A ver que ha cambiado.

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Last words: Como mi yo del pasado dijo, la entropía es tan impredecible, que se vuelve moldeable. Predisposición a ser entrópico.

Predisposición a chocar con todo lo que te rodea, y si has de chocar mucho con una persona, carrera, proyecto... ten claro que sólo aumentas la energía que se liberará más adelante. Y en cualquier intereacción no hay nada mejor que la energía.

Así que dos palabras para dentro de dos años.

Entropía Energía

Bona nit gentuza =)

martes, 8 de febrero de 2011

William & Wallace... Dos no son multitud (primera parte)

La incipiente cabellera oscilaba lentamente con el viento, marcando su perfil cetrino en el horizonte. La perilla perfectamente recortada se ajustaba a su gesto de preocupación. El sombrero de ala ancha bien calado, y las botas de vaquero por montera.
Un personaje anacrónico y anácroto, veía con serenidad como la tarde caía en el embarcadero de Ruginesti, a orillas del lago Izvorul Muntelui.

Podría engañaros, y deciros que Rumanía Central es uno de los parajes más bellos del planeta, pero sinceramente, era una soberana miércoles. (En Rumano, miércoles= mierda)
Días aburridos pintados de verde oscuro, seguían a otros tan grises como el dicromato potásico. Los árboles quedaban en grupos de cinco o seis, aquí y allá. Pero poca cosa, casual. De vez en cuando una vaca, o media carretera, que se esforzaban por edulcorar la sosería supina del lugar.

Y allí estaba, apartado de cualquier esperanza de entablar contacto con la sociedad, un exmilitar amante de la literatura llamado Juan Carlos Rodríguez Gimeno. A sus treinta y tres años, vivía una fuerte crisis de identidad, que sabía sólo iba a poder superar cuando sobrepasase la edad de Cristo. Todavía faltaban unos meses para cumplir los 34, y su largo peregrinaje, iniciado un día como otro en el que pensó que podía ser Jesús de Nazaret; le había llevado hasta la pequeña aldea del lago.

En unas semanas había aprendido el dialecto local, cazado el primer mapache nigeriano y dominado la receta de testículos de cabra. (en la que la dificultad residía en la falta de los mismos).

De hecho, nuestro héroe era un ganador (otra de las razones que apoyaba su posible destino de Mesías), hábil aceitunero y feroz buscador de piedras grises. Rocas sin característica alguna. De esas que sólo con dar dos pasos te encuentras miles. De las que llegas a exclamar: "Oh Dios cuánta roca joder, oh por favor, ya está bien". Exactamente de ese tipo de mineral. Incluso les ponía nombre a cada una de ellas.
"Oh, hola sombrero setecientos cuarenta y ocho Stevens... ¿cómo está la familia?" ´(Setecientos cuarenta y ocho Stevens era una piedrecita que estaba pasando un mal momento, ya que su madre parecía estar degenerando en gravilla, y no encontraban la cura).
Conocía a más de un millón de pequeñas rocas, y recordaba todos sus nombres. Otra habilidad digna de entonar un "pater nostri que en los cielos te encontri".

Los lugareños intentaron reconvertirle al palmismo (culto consistente en aplaudir cada vez que querían pedir algo a Dios), pero comprometido como estaba con su posible futura misión, decidió seguir observando con indiferencia la estúpida letanía de gente aplaudiendo a un lado y a otro.
Mas no se podía decir que no estuviera integrado. Vivía en unos maderos cerca de las pequeñas canoas que flotaban como hojas secas en un charco sin agua. Y hacia ellos se retiraba, después de no haber pescado ni medio lémur inglés.

Sin duda era una época difícil para esperar a que Dios decidiese darle una señal, y más en aquel paraje perdido de su misma mano. Barro, matojos, y la compañía de Horóscopo treinta y cinco marfil y Bibiana sesenta de Madagascar (dos de sus rocas favoritas), era todo lo que tenía.

Terminó de avivar el fuego tal y como le habían enseñado en el ejército (lanzando a su interior tres ejemplares del diario de Ana Frank), y se dejó caer en el frío suelo, tapándose con los maderos que tan poco le cobijaban. Reposó la cabeza sobre hojas de sauco, y comenzó a discutir con sus acompañantes, deseando que le asaltase el sueño.

Juan Carlos: Bibiana, hoy estás especialmente hermosa.- suspiró.- Me recuerdas a una prostituta tailandesa que conocí en San Petersburgo.

Bibiana 60: ....

Juan Carlos: ¡Lo sé lo sé Horóscopo! - murmuró por lo bajo.- Estúpido celoso.

Horóscopo 35: .....

JC: ¡Ah claro! ¿¡Ahora es culpa mía que tu mujer vista como una puta!?-

Bibiana 60: ....

Horóscopo 35: .....

JC: De verdad, no sé como os soportáis. ¡Vuestra relación está basada en una mentira! - les lanzó cenizas todavía calientes.-

Bibiana 60: ....

Horóscopo 35: .....

JC: ¿Os pensáis que no os escucho cuchichear en silencio? -

Bibiana 60: ....

Horóscopo 35: .....

JC: No sois ni la mitad de agradables que cabellera de mapache sesenta y cuatro Johnson y luna llena mil siete. - miró al cielo - Ellos si que eran una pareja con quienes discutir de las lindezas de la vida cotidiana.

Bibiana 60: ....

JC: ¡¿Cómo?! -

Bibiana 60: ....

JC: ¡No, no! ¡Repite eso ahora mismo! - se había levantado colérico.

Bibiana 60: ....

JC: Tu mujer tiene mas huestes que tu, Horóscopo. (En Rumano, hueste= huevos). -

Horóscopo 35: .....

JC: Mira Bibiana, conozco a un par de pizarras de buena familia que podrían interesarte.- reflexionó.- Eso sí, deberías ir más recatada.-

Bibiana 60: ....

JC: ¿Hablas en serio? -

Bibiana 60: ....

A Juan Carlos se le iluminó la mirada. Se acercó distraídamente a las dos piedras, y con un movimiento brusco, se hizo con una de ellas y la lanzo lejos en el mar mientras gritaba.

JC: ¡Siiiiiiii! ¡JAJAJAJAJA! ¡Hasta luego Horóscopo! - abría los brazos mirando al horizonte sobre el que caía la luna.- ¡Ahora los renacuajos te usarán como pista de patinaje! ¡La más baja humillación posible!- al tiempo que se jactaba del final de su conocido mineral, un par de ancianas aplaudían en silencio en sus casas.

Horóscopo 35: .....

JC: ¡Oh! ¿¡Qué haces aquí!?- se agarró la cabellera asustado .- Entonces... ¡Bibiana! -

Horóscopo 35: .....

JC: Si te soy sincero me alegro de haberla lanzado. Nos iba a dar problemas.-

Horóscopo 35: ....

JC: ¡Joder y yo también la amaba! -

Horóscopo 35: .....

JC: No pienso hacer nada. Ve tu mismo a buscarla .- dicho lo cual se volvió a tumbar y cerró los ojos, intentando conciliar el sueño.


A unos metros, una roca permanecía invariable ante las acusaciones del hombre. La misma pose que los últimos dos meses. Horóscopo 35 de marfil era un fiel conversador.
Finalmente, JC cayó en un estado de sueño ligero, mezcla de arrepentimiento por Bibiana y preocupación por como amanecería para Horóscopo sin ella.


La noche avanzó sin demasiada prisa. Sacando animales del bosque de sus hogares, organizando redadas de cereales y limpiando con rocío a todo aquel que hubiera humidificado sus mejillas antes de acostarse. Llegada la madrugada, Horóscopo 50 impactó sorpresivo sobre uno de los tablones que cubrían al vaquero. Éste dio un respingo, y adoptó la pose "ataque nocturno felino tuerto", que en tantas ocasiones le había salvado la vida. Un hombre le miraba con curiosidad, con el gran lago a sus espaldas.

Desconocido lanza piedras a tablones: Hola. Vengo a salvarte.- pensó con detenimiento sus palabras, mientras JC lo admiraba en silencio.- Mi nombre es Jesús. Jesús Valle Conrado.

viernes, 4 de febrero de 2011

Martin, el estudiante disecado de biblioteca, dia 5 parte 2 de 2

La tarde avanzaba ajena a las vidas de los estudiantes. Impertérrita, desplazaba los segundos, minutos y horas, alrededor de una estrella que se quería consumir. Aburrimiento generalizado, sonido de hojas volteándose, alguna garganta inflamada reclamando protagonismo, y bolígrafos rodando por las frías mesas. Pero poco más. Hasta el cerebro de un participante en un reality show, tenía más actividad que el interior de la biblioteca aquella tarde. Exageración anotada y revisada. Crítica destructiva necesaria. Licencia expedida.

Aure contemplaba con recelo lo poco que se movía cerca de él y de Martin. No dejaba de pensar en la revelación que había hecho Sonia, poniendo en peligro al pobre estudiante disecado. No se permitía sentirse culpable, aunque en el fondo sabía que parte de culpa le pertenecía. Habían alterado todo aquello que antes era inmóvil, sencillo y rutinario. Siempre había consecuencias.

Sonia había despertado con la conciencia martilleándole también. Prefería no haber escuchado nada. Querría estar al lado de Aure y Martin, y esperar que los acontecimientos lo pusieran todo en su sitio, como siempre había hecho. Esperar. Observar una derrota tras otra. Pero sin arriesgarse a perder. Cuando lo hacías, siempre había consecuencias.

Lorena añoraba al bibliotecario. No sabía ni el cómo, ni el porqué. Un flechazo adornado con las dosis justas de heroísmo y locura, la habían cautivado. No quería reconocerlo, pero era la primera vez que se exponía a poder enamorarse. Y por muy vieja que se fuera, tras tal insensatez, siempre había consecuencias.

Luis Eduardo miraba el techo. El cuello comenzó a dolerle y movió las cervicales de un lado a otro esperando aliviarse. En el giro hacia la derecha, vio como un lápiz pedía auxilio en el suelo. Se agachó para rescatarlo, y al volver la cabeza, vio las partes íntimas de una compañera de proporciones hípicas. Y épicas. Ese era el riesgo de mirar el techo, siempre había consecuencias.

Paris vino a romper el frenesí de actividad. Llevaba tiempo pensando en cómo volver a abordar a Aure. Necesitaba que de una vez entrara en razón, y si no actuaba pronto, la situación pasaría a no tener retorno. Vio como Rex y su amigo admiraban las maravillas del nuevo portátil, y supo que no advertirían su ausencia. No obstante, se levantó como lo haría una hoja con el viento. En pocos segundos estaba frente al sorprendido chico de gorro rojo.

Paris: Tenemos que hablar.- Luis Eduardo seguía girando la cabeza observando las diferentes esquinas del techo. Lorena ponía un oído en la conversación, pero sin dejar de lado su aventura. Sonia caía dormida.

Aure: ¿Por qué?- había esperado este momento toda la mañana.- ¿Rex no es lo suficientemente hombre para empollar una bola de ciprés? – es lo mejor que se le había ocurrido tras pensarlo detenidamente. Ciertamente, estaba muy preocupado por Martin como para ser ingenioso.

Paris: ¿Cuándo vas a hablarme en serio?

Aure: Siempre lo hago.- se sintió ofendido.- De hecho, esta es TODA mi seriedad. – señaló una pelusilla de su gorro rojo y se la comió.

Paris: Pues hablemos tu idioma.

Aure: ¿Cómo?-

Paris: ¿Qué pensarías si te dijera que un mapache sin pinturas de guerra no puede establecer tácticas de campo por la falta de pulgares?- el tono de la interrogación fue decayendo, demostrando que no tenía la más remota idea de que estaba diciendo. Sin embargo, y para sorpresa de la mujer, hizo su efecto.

Aure: Que hablase con los castores. Son grandes estrategas, y unidos bajo la misma bandera, temibles-. Contestó con la mayor franqueza que pudo.

Paris: Resulta que los castores tienen un líder muy orgulloso. Comedor de abedul y nadador de deltas vírgenes.-

Aure: Entiendo… Suele ocurrir con los castores, que de forma cíclica, llegan al poder personajes demasiado orgullosos. – Se paró para reflexionar.- La virtud está en encontrar que motiva su ego.

Paris: Pensé que mantener la presa sin fisuras era suficiente para cualquier castor…- se daba un respiro, necesitaba acostumbrarse a aquello.

Aure: Para el australiano sí. El suizo, sin embargo, recela de cualquier orilla que no haya transitado. Y ya no hablemos del eslovaco…-

Luis Eduardo: ¿Es sobaco?-

Aure: Es axila.-

Luis Eduardo: ¡Ah! Menos mal…-

Paris: … - perdía la esperanza de llegar a conseguir algo.

Aure: ¡No obstante!

Paris: ¿Qué?-

Aure: ¿Cuáles son las motivaciones del mapache?- parecía tener una idea preclara de lo que quería decirle la chica. Ésta supo que tenía que afinar con la respuesta.

Paris: Ocultarse para encontrar la puerta trasera del cubículo de serpientes.-

Aure: ¡Serpientes! ¡Sabía que hablábamos de ellas! –

Luis Eduardo: Estaba claro.- seguía girando la cabeza.

Aure: Pero quería asegurarme.- miró algo contrariado al chico.

Luis Eduardo: Bueno, a mí me lo ha chivado Martin. Pero me daba vergüenza que se me notase.-

Martin: (gesto compungido y pensativo, una larga lista que memorizar por delante).

Paris: Hablando de Martin… - era su oportunidad.

Aure: ¡Chst! Nunca menciones a las serpientes y cambies de tema. Un viejo manuscrito sobre vudú húngaro nos advierte sobre ello.-

Luis Eduardo: Lo estuve leyendo ayer.-

Aure: ¿Y qué tal?

Luis Eduardo: Muy bien, gracias.-

Aure: De nada.-

Paris: Puede que Martin esté relacionado con las serpientes.- hizo una pausa para enfatizar sus palabras.- Puede que esté en el cubículo.- Aure dio un respingo.

Aure: Martin está aquí. Mírale que expresión más viva, que brillo en sus ojos.- se convencía tocando el brazo de su compañero.- Está a lo suyo como de costumbre... pero no le veo sufrir el acoso de serpientes. Definitivamente no. – suspiró aliviado.

Paris: Pues sí que hay serpientes que quieren sacarlo de AQUÍ.- miró hacia la puerta de la biblioteca, todavía sin cambios.

Aure: ¿Pero no decías que estaba en el cubículo?-

Paris: Todos lo estamos.-

Aure: Eso es absurdo. Esto no es un cubículo de serpientes. Mira la cantidad de libros. De todos es sabido el odio que tienen los reptiles por la prosa. – negaba continuamente.

Luis Eduardo: Y por la poesía. No olvidéis que el arte mayor es una de sus principales frustraciones.- apuntó con algo de untuosidad.

Aure: Lo desconocía.- quedó pensativo.

Luis Eduardo: Sí, sí. Endecasílabo el reptil que muere por servil. Eso pone en sus tumbas.-

Aure: Bien pensado, es lógico.-

Paris no podía soportarlo más. Ni ella misma sabía ya que quería decir. El chico que tanto se vanagloriaba de su recién recuperada amistad con Martin, parecía no estar dispuesto a escuchar toda la verdad. Era cansado y arriesgado enfrentar su relación, con la cuenta atrás que se había detonado el día anterior. Había que dejarse de dar rodeos.

Paris: Aure, si no hablas con Rex, Martin está perdido.- Luis Eduardo cejó su movimiento, Lorena cerró el libro y Aure pasó a mirarse las manos, avergonzado.

Aure: No hablamos el mismo idioma. – suspiró.- Él juega al golf con las pelotas que yo uso para construir universos.-

Paris: ¡Nadie sensato habla tu idioma!-

Aure: Luis Eduardo, ¿las isobaras son indicadas para la pasta al dente?-

Luis Eduardo: Depende de si las albóndigas están bajo el influjo de un anticiclón.-

Aure: Ahí lo tienes.- mostró con orgullo a su amigo.

Paris: ¡Pero es un descerebrado!- señalaba incrédula al chico de corrector dental bizarro, que había retomado su oscilación contemplativa de todo lo que estaba sobre sus cabezas.

Lorena: Coincido. –

Sonia: ¿Qué sucede? – despertaba en los momentos álgidos. Un sexto sentido narcolépsico.

Paris: Sonia, a ti te escucha. Dile que arregle lo sucedido con Rex antes de que ya no haya vuelta a atrás.- las dos mujeres se observaron. Lentamente. Escrupuloso escrutinio de las motivaciones de cada una.

Un silencio travieso pasó a envolverles a todos. El contrapunto de realidad, que quería rescatarse a sí misma del flujo de la discusión. Lorena y Luis Eduardo aguardaban en un segundo plano, visto que Paris había recurrido a su última esperanza de conseguir un acuerdo. La pirata sin embargo, acaparaba el protagonismo. Sabía la verdad sobre Martin, y también entendía que Aure no quisiera verla. De hecho, era demasiada responsabilidad para ella. Un sueño terrible la asaltó, y en pocos segundos dejaba de ser una baza para Paris.

Paris: Oh joder. –

Aure: La has presionado mucho. Su mente es frágil, necesita descansar.- se levantó y acarició con dulzura el pelo de Sonia. Un ligero remordimiento recorrió a Paris, que decidió negarlo gritándole.

Paris: ¡Desisto! ¡Tienes lo que queda de tarde para despedirte de Martin! – no esperó réplica alguna. Su figura se balanceaba graciosa mientras se alejaba de la escena. Aure se separó unos metros de la corsaria, en un vago intento de detener a Paris. Demasiado tarde, demasiado orgullo. Volvió a su asiento, bastante confuso y preocupado por Martin.

El día quería llegar a su fin, mostrando el incesante goteo de alumnos que abandonaban las salas. Las estanterías vaciándose y Gertrudator haciendo lo pertinente con el cargador. Hoy todavía no había mutilado a nadie. Una mala racha.

Lorena no dejaba de darle vueltas al conflicto en el que la tenían inmersa. Su tranquilidad pintada de gran cetáceo albino, la devoraba y la asfixiaba en una pequeña isla instalada en el estómago de sus novelas. Sabía que era un viaje sin retorno, el dejar entrar al anhelo al mismo nivel que el resto de decisiones conscientes. Pero no podía olvidar a JC. Su única forma de recuperarlo era protegiendo a Martin. Tenía que actuar.

Lorena: Veo lo poco que aprecias a tu amigo.- Aure cada vez estaba más apesadumbrado. Perdido.

Aure: A usted que más le da.- en el fondo, la niña vieja sabía que tenía razón.

Lorena: A ti te gusta esta chica con la que discutiste. ¿Me equivoco?-

Aure: ¿Puede volver a la lectura? No sé a dónde pretende llegar.- No iba a permitir que le molestasen más, y menos de forma gratuita.

Lorena: No, gracias a vosotros no puedo volver a mis libros. Ojalá pudiera.- reflexionó sobre la carga de sus palabras.- Pretendo salvar a Martin, hacerle ver a la chica lo equivocada que está con el estúpido de gafas verdes y recuperar a Juan Carlos. ¿Ha quedado meridianamente claro niñato?- Aure recibió la bofetada torciendo el gesto.

Luis Eduardo: Las personas mayores no dicen tacos.-

Lorena: Vete a la mierda anormal.-

Luis Eduardo: ¡Anormal! – Respiró para no contestar.- Así sólo me llaman en casa, está prohibido que me lo digan fuera… - una punzada de dolor recorrió a ambos.

Lorena: Oye, lo siento. Por favor, necesito que los dos colaboréis.-

Luis Eduardo: ¿Es divertido?- ya había olvidado lo sucedido segundos antes.

Lorena: Claro que lo es. Es muy divertido. – le guiñó un ojo.

Luis Eduardo: ¡Ohhhhhh! ¿¡Has oído Aure!? – respiraba entrecortadamente.- ¡Es MUY divertido! – Aure hacía como que no les escuchaba. Seguía perdido entre Martin y la larga cabellera rubia.

Lorena: ¿Y bien?-

Aure: …- tragó saliva y orgullo.- Le escucho.

Lorena: Así me gusta.-

Luis Eduardo: ¡Bien! ¡Yo también le escucho! Bueno, aunque no quisiera, como estoy tan cerca la escuchaba igualmente.- puso cara de evidencia.

Aure: Eso es lógico, gran puntualización amigo.-

Luis Eduardo: Gracias, en ocasiones no controlo mis pensamientos.-

Lorena: Ya…- se rascó la frente.- Os voy a contar que haremos mañana si pretenden llevarse a Martin. Acercaros.

Los dos chicos atendieron confidentes a la niña vieja. Sonia seguía durmiendo, y la biblioteca quedándose sólo con sus asistentes más fieles. La tarde disparaba horas con la velocidad de quien necesita volver a su refugio entre las montañas. Esconderse en el horizonte hasta el día siguiente.

Volde se fue el primero, mostrando una sucia sonrisa a la mesa de Martin. Su pelo graso era adornado con un acné rebelde, que poco dejaba a buen recaudo en su rostro. Una sudadera oscura llena de pequeños agujeros (todos menores a tres chinímetros), conjuntaba con el vaquero gastado y las botas raídas. Incluso podría decirse que de él emanaba un hedor a pantano camboyano. Aunque se pueden decir tantas cosas, que es aventurado afirmarlo.

Al poco, Rex aferró la cintura de Paris, mostrándola orgulloso por toda la biblioteca. Su interés por la chica oscilaba dependiendo de con quién estuviera. Ella, parecía no advertirlo, o no querer hacerlo. A la postre, mismo resultado.

Pasaron cerca de los chicos como acostumbraban. Altivos y sonrientes. Cualquiera hubiera dicho que ninguna preocupación les azotaba, excepto por el momento en el que Paris vio como Aure le negaba su presencia. Un poco de tristeza para adornar tanta falsa complicidad. Precio justo tras intenso regateo.

Esta vez Aure fue el último en abandonar la sala. Lorena y Luis Eduardo habían repasado todo lo comentado, cómplices de nuevo. Sonia marchaba sin entender nada, pero con unas cálidas caricias que su inconsciente si había registrado. Aún podía huir un poco más.

Gertrudator apuntaba con desgana a Aure mientras éste recogía sus pertenencias. El chico de gorro rojo, pensaba en las innumerables ocasiones en las que había fallado a la gente que se preocupaba por él. Veía a Martin como un último bastión al que defender. Se resistía incluso a abandonarlo aquella tarde, pero no estaba en su mano decidir sobre ello.

Dio unos pasos y un ligero gemido le hizo detenerse en seco. Fue un breve “ahhh” que sonó a su espalda. Allí donde solo estaba Martin. Iba a girarse cuando un disparo pasó silbando en sus oídos. Aterrorizado, captó la indirecta y dejó atrás a su compañero disecado de biblioteca.